
de Concornilandia
30 Jul 2010
Mal perder
Javier Vizcaino - Público
Los amanuenses de Carpetovetonia se ponen muy faltones cuando palman. La prueba, en esa primera página que El Mundo donó ayer a la antología de la sobrada. “Triunfaron los animales”, pretendía ofender el portadista bajo una foto de Montilla y Carod Rovira. En el interior, el bípedo plumífero editorialista desarrollaba la gracia: “Podría decirse en este contexto que en Cataluña han triunfado los animales políticos menos racionales”. Después de doce páginas de llanto y morro torcido por la pérdida de su sangrienta diversión, Salvador Sostres berreaba: “La izquierda es esta rabia. Siempre han querido nuestras mujeres y nuestro dinero. Y hundirnos el yate sólo porque ellos no saben navegar”.
Eso, como botón de muestra. Lo demás, se lo sirvo sin anestesia. “Es una vara de castigo clavada en el morro de un toro simbólico llamado España”, se dolía Ignacio Camacho en ABC. “Todos estabulados y felices bajo la señera y del manto de la arrogancia. Dóciles todos y con vocación de ganado de establo, el toro bravo y la lidia son para ellos una provocación”, bramaba Hermann Tertsch también en el vetusto diario. “Bravo, tontitos”, se adornaba Carlos Dávila en La Gaceta, que acusaba en su primera página: “Zapatero calla ante el tauricidio en Cataluña”. A ver quién explica a los intereconómicos que “tauricidio” es, justamente, lo que se ha prohibido.
Lo próximo, los orgasmos
Luego hablarán en nombre de la lengua, como hacía en La Razón Paco Reyero: “Cataluña esgrime el derecho a decidir sin límites y mientras prohíbe los toros e impide la enseñanza en castellano.”. Su vecino de páginas azules, José Luis Alvite, derrotaba, como en él es costumbre, por la ingle: “Los seres humanos somos tan idiotas que el día menos pensado castigaremos algo tan natural como que la tentación de buscar el orgasmo concluya a veces en el placer de conseguirlo”, vaticinaba.
En Libertad Digital, la herida que escocía era la de rigor: “Menos España es menos libertad, también en los toros”, avisaba el editorialista. Por ahí va la obsesión de Jaime González, que en soberbia imitación de Arias Navarro gimoteaba en su videoblog de ABC que “España está en peligro”. Desde El País, parecía tranquilizarlo Fernando Savater subrayando la inequívoca españolidad de la medida: “El Parlamento de Cataluña prohíbe los toros pero de paso reinventa el Santo Oficio, con lo cual se mantiene dentro de la tradición de la España más castiza y ortodoxa”.
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31 Jul 2010
Resaca de tauritina
Javier Vizcaino - Público
Sigue el colocón cornúpeta en el monte alto. Es lo que tiene la tauritina, que liga bien con cualquier licor. El sandunguero editorialista de Cope, por ejemplo, lo mezclaba ayer con el aguardiente favorito de su mueble-bar: “Llama poderosamente la atención el paralelismo de alborozo y entusiasmo que se dio en el Parlamento catalán con el que mostraron los ministros y diputados socialistas cuando aprobaron el aborto libre en el Congreso de los Diputados”. Hics.
En el ambigú de La Gaceta, Román Cendoya pedía al camarero que le rellenase la copa. ¿Con qué? Con lo que sea, menos cava o vino del Penedés, a ver si aprenden estos ingratos: “De la misma manera que Cataluña puede elegir prohibir los toros, el resto de la población española puede elegir libremente qué compra y qué consume. No cuela. Cataluña se queda sin corridas. ¿Y sin ventas?”, se farruqueaba el opinador intereconómico.
Que les den la independencia
Acodado en la barra de El Mundo, Fernando Sánchez-Dragó celebraba la idea y soñaba en voz alta que España se liberaba del yugo cuatribarrado: “Concédase unilateralmente la independencia a esa hermosa región de España que ya no quiere llevar eñe. ¿Por qué, de momento, no expulsan de la liga nacional de fútbol a los equipos catalanes? ¡Eso sí que sería un buen gol metido por la escuadra de los nuevos escuadristas y un balonazo en las partes pudendas de Laporta!”, farfullaba. A su lado en el chiringuito pedrojotil, Adolfo Suárez Illana, degustador de cebollas rellenas de Sama de Langreo y candidato fallido, proclamaba: “La única víctima en este caso es la libertad. El único asesino, una vez más, el integrismo intolerante”.
En ABC, convertido en after temático de sangre y arena, el poeta Francisco Brines exploraba en el fondo de su vaso los límites de la hipérbole. “Si esto lo siguieran los demás lugares donde hay toros, lo que se conseguiría sería lo que no logró Hitler con los judíos: el Holocausto, el Tauricidio total”, escribía el miembro de esa Academia de la Lengua que acaba de demostrar que no tiene ni pajolera idea de lo que es un abertzale. La peculiar recreación de “El triunfo de Baco” de Velázquez se completaba con el libador solitario Agapito Maestre, que en una esquina de Libertad Digital maldecía a los que le habían servido, ¡ay!, garrafón ideológico: “¡Bravos y valientes son estos muchachotes! Conducen la manada con pericia de cabrones. Vale”. Eso, vale, basta. Con perdón, prou.
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Estoy en contra de la libertad
Antonio Orejudo - Público
De todos los argumentos empleados en la polémica sobre los toros, el más tramposo es el de la libertad. Estamos a favor de que existan las corridas —vienen a decir quienes recurren a él— para que cada cual elija si asistir a ellas o no.
El argumento es irrebatible cuando se trata de decisiones que sólo afectan a los adultos que las toman. Yo mismo lo utilizo cuando defiendo la despenalización de la venta y del consumo de drogas. Como María Dolores de Cospedal con la tauromaquia, yo también pienso que las sustancias psicotrópicas y estupefacientes no deberían estar prohibidas. Convenientemente informados de sus efectos y contraindicaciones, como sucede con los supositorios de penicilina, cada adulto es libre de tomarlas o no. Y lo mismo puede decirse de la prostitución no asociada a la trata de mujeres. ¿Qué tiene que decir el Estado —salvo reclamar el IVA correspondiente— cuando dos adultos deciden sin coacciones (subrayo lo de sin coacciones) una transacción de sexo a cambio de dinero?
Pero en el caso de los toros el argumento es insostenible. El ejercicio del derecho a presenciar corridas implica el sufrimiento de un tercero. La discusión es si ese tercero tiene derecho a que no se le claven banderillas. Porque nadie, ni los partidarios del toreo, niegan el padecimiento del animal. Lo que hacen es situarlo en un nivel de importancia inferior al de la belleza o al de la tradición cultural. Los taurinos no lo son por la sangre, sino a pesar de ella.
El argumento de la libertad justifica el lanzamiento de la cabra por el campanario de Manganeses de la Polvorosa, la decapitación de pollos por los jinetes de Nalda y la posesión de armas en los Estados Unidos.
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03 Ago 2010
Catalunya en la diana
Javier Vizcaino - Público
Agarrados al clavo ardiendo de la Fiesta que ya no será Nacional en Catalunya, los columneros trabucaires no se cansan de cargar, apuntar y disparar al trozo del mapa peninsular que envenena sus sueños. Cuerpo a tierra, que aprieta el gatillo Agapito Maestre desde su trinchera en Libertad Digital: “Una vez que se ha matado España, la libertad, el espacio público político es ocupado por la chusma y el nacionalismo. Cataluña está ya fuera de la civilización nacional. La aldea catalana está abocada a la miseria, el abismo y la nada”.
No levanten aún la cabeza, que Marina Castaño -por todo oficio, viuda de Cela- se ha inscrito en el cursillo de pirotecnia y hace sus primeros ejercicios en La Razón. “Iremos y lo contaremos, contaremos la falta de libertad que impone la dictadura nacionalista, agrediendo a la educación y a la cultura en general, sometiendo a todos los catalanes a su absolutismo, del cual muchos votantes son responsables”, detonaba la heredera de Don Camilo en el periódico de la mancheta azul.
Vidal y los vascos
Bajo la misma divisa, César Vidal escribía desde Atlanta con rencor para darnos cuenta de los progresos de sus amigos imaginarios en el conocimiento de la política patria. De los catalanes ya lo saben todo, así que preguntaban por los otros disolventes de la nación y él respondía: “¿Y los vascos? ‘Ésos’, le informo, ‘tienen un acuerdo privilegiado en virtud del cual pagan los impuestos que quieren y los demás cubrimos sus gastos. Su sanidad cuesta a cada español dos mil euros al año’. ‘¡Dios santo!’, exclama aterrado el economista”.
Nos quedamos en la interminable batalla del norte, realimentada con las medidas penitenciarias para los terroristas que se han apartado del nido de la serpiente. Desde ABC, José María Carrascal se malicia que ese arrepentimiento provocará oleadas de peticiones de ingreso en ETA. Se lo juro: “Si los jóvenes abertzales les ven llegar un día a sus herriko tabernas, con las medallas de sus asesinatos en el pecho, tras el simple trámite de firmar una carta circular en la que se arrepienten de sus crímenes, aseguran haber abandonado la banda y prometen pagar una indemnización a sus víctimas, esos jóvenes abertzales pueden verse animados a ingresar en ETA”.
Y como postre por hoy, un pestiño amasado por F. J. Fernández de la Cigoña en la intereconómica Gaceta de la Iglesia: “La inmensa mayoría de delitos de pederastia los cometen homosexuales”. Ya.
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Comentario por Flanders
03/08/2010 @ 12:45
He visto recientemente un documental que hablaba sobre los nuevos populismos a los que se denominaba nacionalpopulismo. Estos periodistas son un ejemplo claro, lo malo es que al final hay una gran masa que les cree y les sigue. Hay que tener cuidado.
Comentario por bemsalgado
03/08/2010 @ 14:07
En sintonía con lo que dices, Flanders, hace unos días un amigo portugués me dejaba la siguiente reflexión:
“Os medias fabricam, a gente come.
Até aí ainda se aceita.
O pior é para quem não mastiga antes de engolir”
Y esto último ocurre en una proporción muy alta. Por pereza, supongo, pero también por darse cierta predisposición a aceptar opiniones sólo en sintonía con los propios preconceptos.
Igual que se evidencia dificultad para entender el sentido de algo cuando está escrito desde la ironía.
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04 Ago 2010
Columnas aguadas
Javier Vizcaino - Público
Acérquense sin miedo. Agosto ha aguado la tinta y la saliva de los alabarderos diestros, que tiran de repertorio para cumplir el expediente. Hasta el mismísimo Hermann Tertsch nos sirve material recalentado. “Ahí está la irresistible ascensión de la verdulería política. Plagada de Leires, Bibianas y Zerolos, que crecieron entre muñecas que cantaban la Internacional, pobres almas mutiladas, para las que el mundo es una agrupación de barrio. Y sospechoso o despreciable todo lo que no quepa en su universo enano”, se autoplagiaba en ABC el héroe nochero de Chueca.
Con la misma desgana, José Antonio Vera nos colaba en La Razón el enésimo coscorrón pret-a-porter para el todavía President de la Generalitat: “De estas y otras tropelías separatistas ha sido cómplice Montilla en estos años de gobierno tripartito, entregado a la causa con el entusiasmo del que abraza una nueva religión y se ve obligado a ser más papista que el Papa, olvidando cuál es el pago de Roma y que por mucho que diga o haga nunca será aceptado como catalán pata negra por los Castells de turno”.
Toros y ratas
Suma y sigue, en El Mundo Salvador Sostres ordeñaba -¡oh milagro de la biología!- el ya cansado toro expiatorio: “Tiene gracia que Cataluña, para afirmarse, la haya tomado con la fiesta española de los toros estando el propio suelo tan perdido de ratas”. Un tal José Carlos Rodríguez, telonero de penúltima fila en Libertad Digital, se atribuía el descubrimiento de la gaseosa: “El programa nacionalista pasa por prohibir a mansalva, prohibir a diestro y siniestro, desde la cuna hasta la tumba y desde el trabajo hasta la alcoba”. Venga ese azucarillo para el escribano.
Y otro para Carlos Dávila, director de La Gaceta, que ayer debió de provocar más de una carcajada entre Zarzuela y Marivent. “La Familia Real debe salvar la Fiesta Nacional”, exigía en primera el papel de Intereconomía. Como complemento, una foto de la reina en las regatas de Mallorca -donde, como mucho, se lidian Bribones- con este pie: “Empieza a ser un clamor: la Familia Real, toda la Familia Real, debe mostrar con su presencia este verano en las grandes plazas de toros de España su apoyo inequívoco a la Fiesta Nacional”. Al lado de la proclama, el matador Paco Camino hacía su aportación a la campaña: “Encima de que están comiendo la sopa boba, la Casa Real no se moja. No se moja ni el labio. El pan y la panceta, todo para ellos”. Buena estocada.
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Comentario por bemsalgado
04/08/2010 @ 13:21
” ¡La piel de toro envuelta en fiestas, Majestad! “, concluye la Gaceta, para animarlo a la tarea.
Y uno de sus ‘fieles’ comenta:
” Por desgracia el rey no ha dicho ni “mu” para propiciar que TAMBIÉN se pueda estudiar en español en las autonomías donde hay otra lengua oficial además del español.
…/… HA ESTADO EN SUS MANOS HACER LO MISMO, PORQUE LO MERECE, CON LA FIESTA DE LOS TOROS. Por mi parte, tomo nota y este tío tan cariñosamente tratado por el mundo de los toros al que parecía apreciar, va a pasar a ser para mí el pobrecillo que ponía los cuernos a Ángel Cristo. ”
¡Válgame Cristo! parece Concornilandia.
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¡SE ACABÓ LA FERIA!
Dejo de hacer acopio de CONCORNOPATÍAS, en esta entrada.
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http://blogs.publico.es/trama-mediatica/2010/08/04/columnas-aguadas/

Fotos: lavozlibre.com
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